Monday 16 February 2009

Cenicienta y sus zapatos

Todos hemos escuchado o leído o visto el cuento de Cenicienta. Chica explotada por su madrastra para ser una especie de esclava, quien luego su hada madrina le da un alto presupuesto para arreglarse y luego va al baile con el príncipe, pero se va y luego se encuentran, etc.

Típica historia irreal de la chica linda de buen corazón que sale de pobre porque el ricachón ve en ella algo (supongo que su escote, porque ha de haber tenido las manos bien callosas). Pero vamos a recordar el final, aquí hay un pseudo-extracto del cuento:

A la media noche, Cenicienta tenía que estar de regreso, ya que el hechizo terminaría a la doceava campanada. Así que se apresuró a salir del palacio, el príncipe la siguió apresuradamente. Cenicienta, quien al parecer tenía muy buena condición física, pudo correr más rápido que el flojo príncipe que apenas solía caminar. Pero como sus zapatillas aparte de ser de tacón mortalmente alto, eran de cristal, le iban haciendo trizas los pies y una se le cayó en la escalera a la salida/entrada del palacio.

El príncipe la encontró, el único recordatorio de aquella misteriosa docella. Así que decidió emprender la búsqueda de la chica que tuviera la otra zapatilla.

Bien. ¿Qué está mal ahí? Quizá me tomé algunas libertades con la redacción, pero las ideas ahí están. ¿No les parece raro que un tipo busque a otra chica por sus zapatos? O sea, ¿bailó horas con ella y nunca le vio la cara? Vamos a probarle la zapatilla a todas las chicas del reino, porque estaba tan clavado en sus zapatos que no le vi la cara. Sería entendible algo como que se le clavó mucho en el escote o algo por el estilo, pero, ¿sus zapatos? ¡Come on!

El baile también era porque era un príncipe quedadón y tenía que escoger esposa. Y todos sabemos que los hombres tenemos que elegir basándonos en el gusto de zapatos de fiesta de la otra. ¿Verdad? No... no lo hacemos. Supongo que todo eso del príncipe azul era una fachada.

2 comments:

Kluzter Benavides said...

Tal vez si se casaba con la chica de la zapatilla de cristal, ésta lo dejaría usarlas en su siguiente gran baile... algo así como de drag prince or something.

Los príncipes son taaan gays... better be a Pirate argh!

Clara González Juidías said...

Emmm, pues igual y si que es verdad que el príncipe solo y exclusivamente se fijaba en el escote.
Es lo que tiene eso de ser príncipe, tan reprimido en su castillo.