Poseidon Wave

Hace poco más de 400 años, al norte de un horrible país conquistado, llamado la "Nueva España", un sujeto español (no neoespañol) decidió, junto con un montón de gente sin quehacer, fundar una ciudad en el lugar más inhóspito del planeta. Ni siquiera el desierto del Sahara tenía un calor tan insoportable. Sólo los himalayas tenían un territorio tan impráctico para la construcción y aparte, más alejado de la civilización que cualquier otro punto geográfico del mundo.

Pero había una razón para esto. No buscaba esta gente un buen lugar para vivir, sino que al igual que algunos incoherentes nativos hacía cientos de años, quienes construyeron una ciudad encima del agua, ellos construirían una ciudad para su dios.

Así es, ese hombre era Diego de Montemayor. Él y todos los demás fundadores de la ciudad de Monterrey pertenecían a una secta milenaria, seguidora del dios Poseidón, dios de los mares. Él les prometió que en ese lugar debían construirle una ciudad que le ofrecerían y aparte, prepararla con monumentos y ofrendas al dios de los mares. A cambio, Poseidón la convertiría en la ciudad marítima más importante del mundo.

Así es como a través de los años, Monterrey ha sido cuidada y preparada para esto. Canales de ríos enormes, pero vacíos; puentes atirantados para las embarcaciones; faros que reciban a los navegantes; palmeras tropicales adornando la ciudad. Pero lo más importante, una estatua del dios Poseidón adornando el centro de la ciudad. Todos los gobernantes han pertenecido a esta secta, sin importar el partido político, todos están de acuerdo en un mismo fin.

Y así, cuando se derritan los hielos polares, la gloria de Poseidón se extenderá por el mundo, gracias a la ciudad más próspera que surgirá entonces. Y que salve el señor Poseidón.